Con una población que superaba los once mil
habitantes Santa Cruz de La Palma no contaba hasta 1954 sino con dos
parroquias: la de El Salvador en el centro de la Ciudad y la de Las Nieves en
el extrarradio. La primera era conocida por antonomasia como la Parroquia, cuyo
párroco-arcipreste en estos momentos, Félix Hernández Rodríguez, también tenía
a su cargo la feligresía espiritual del sector norte de la Ciudad, en el que se
encontraba enclavado el templo de San Francisco. Por estos mismos años, nuevos
sacerdotes palmeros iban terminando sus estudios en el Seminario Conciliar de
La Laguna. El Cabildo Insular venía contribuyendo a la formación de estos
jóvenes con una política de creación de becas destinadas a este tipo de
estudios; concretamente, tres becas, dotada cada una de ellas con la cantidad
de 2000 pesetas anuales. Una vez terminados sus estudios, retornarían a la Isla
para ejercer su ministerio. Uno de estos jóvenes sacerdotes era Miguel Pérez
Álvarez, natural de Breña Alta, quien a finales de 1950 había sido destinado a
la Parroquia de San José (Breña Baja), donde permaneció hasta 1954, momento en
que el obispo le destino a la recién creada parroquia de San Francisco de Asís
de Santa Cruz de La Palma.
La
erección de la nueva parroquia había sido publicada con anterioridad en el
Boletín Oficial del Obispado:
“hemos decidido dividir y dividimos la parroquia
del Salvador de la Ciudad de Santa Cruz de La Palma, y erigir, como erigimos,
la de San Francisco de Asís en la misma Ciudad, de categoría de Término, asignándole
un párroco y un coadjutor con la dotación correspondiente y tres mil pesetas
para la Fábrica.” (Boletín Oficial del Obispado, n. 5 y 6, mayo-junio de 1954).
[...]
El párroco de El Salvador, Félix Hernández Rodríguez, contempló la segregación
de su parroquia, dirigiéndose a su feligresía con palabras de estímulo y
aliento, pues la nueva situación producía en él, después de 26 años al frente
de la Parroquia, sentimientos encontrados:
“El Padre se felicita y se duele cuando del seno
unitario de la familia brota un tallo que adquiere personalidad suficiente para
independizarse y formar otro hogar. El hijo obediente y sumiso, de la noche a
la mañana, se ha convertido en cabeza de familia. La despedida deja en el
corazón paterno dolor y nostalgia, porque los años del hijo han sido años de
sacrificio, entrega y amor para formarle un hombre y le quitan algo de su
persona. Pero deja también el abrazo de despedida un germen de satisfacción
porque se contempla el grano de trigo convertido en ubérrima espiga”. (Diario
de Avisos, 23522. Santa Cruz de La Palma, 16 de junio de 1954).
Por fin, el domingo 20 de junio de 1954, a las 7
de la tarde, salía de El Salvador el Santísimo, portado bajo palio por don Félix
hasta el límite territorial con la nueva parroquia de San Francisco, en la
calle Vandale, en cuyo punto lo cedió al nuevo cura ecónomo de San Francisco,
Miguel Pérez Álvarez; previamente le había hecho entrega de la llave del templo
y de un inventario de pertenencias. La procesión, con las calles del trayecto
cubiertas de flores y adornados balcones y ventanas, iba acompañada de
numerosos fieles, además de las principales autoridades locales, insulares y militares,
así como numerosas asociaciones católicas: VOT de San Francisco, colegio de las
Madres Dominicas, distintas ramas de Acción Católica y agrupaciones religiosas
de Santa Cruz de La Palma y de la Villa de Breña Baja, que acompañaban al que
hasta entonces había sido su párroco. La nueva parroquia de San Francisco había
iniciado su andadura y su titular, ‘lleno de optimismo y confianza en la
Providencia, pidió toda clase de colaboraciones para lograr convertir en
realidad espiritual esta parte norte de Santa Cruz de La Palma’.
(DARANAS VENTURA,
F. La iglesia de San Francisco de Santa
Cruz de La Palma. Restauración monumental y contexto urbano en el siglo XX,
Excmo. Cabildo Insular de La Palma. Santa Cruz de La Palma, 2008, pp. 77-80)