Queridos
diocesanos:
Unido
a la Iglesia universal, quiero sumarme a la Campaña "Alimentos para
todos" que promueve Cáritas Internacional e invitarles también a ustedes a
unirse a este llamamiento.
Este tiempo de Adviento es un tiempo de gracia: queremos encontrar un sitio
para el Señor que se identifica con los hermanos que en el mundo entero no
tienen lo mínimo para vivir dignamente.
Invito
a todos a que, en la medida de sus posibilidades, apoyen las diversas
iniciativas que surjan en nuestra Diócesis y que cada uno según su conciencia,
contribuya a erradicar esta lacra que es el hambre en el mundo.
Junto
con nuestra aportación, nacida de un estilo de vida de austeridad compartida,
les invito a la oración para que el pan de cada día no falte a nuestros
hermanos solos y desamparados, para que el Reinado de Dios vaya siendo realidad
entre nosotros.
El
egoísmo, el individualismo, las estructuras de pecado, están enraizadas en el
corazón del hombre. Sólo una oración comprometida, constante, perseverante,
confiada, hará posible que haya una conversión y que los que tienen autoridad y
todos los que formamos la gran familia humana, abramos los ojos ante el drama
del reparto injusto de la riqueza, transformemos esas estructuras de pecado y
así podamos sentarnos alrededor de la mesa de la fraternidad, como hijos de un
Padre que en Jesucristo, con la fuerza del Espíritu, nos ofrece vida y vida en
abundancia para todos (cf. Jn 10,10).
Pido
a todos los sacerdotes, personas consagradas y fieles en general, que el
próximo martes día 10 de diciembre, a las 12 de la mañana, hora canaria, unidos
al Papa Francisco y a la Iglesia de Dios extendida por el mundo entero, recemos
la oración que adjunto a la presente comunicación. La podemos hacer
individualmente o bien reunidos en un templo, colegio, comunidad religiosa o en
el hogar.
Que
María de Nazaret, modelo de entrega a Dios y a los hermanos. que pasó por la
estrechez y la pobreza y proclamó la grandeza del Dios que "a los
hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos (Lc 1,53)",
nos ayude a cambiar nuestra mente y nuestro corazón, a resistir la cultura de
la acumulación y el consumo, y a pensar más en los millones de hermanos y
hermanas que viven y duermen con hambre y con sed.
Con
mi bendición y oración, unidos al servicio del Reinado de Dios.
† Bernardo Álvarez Afonso
Obispo Nivariense