En la "pedagogía divina" empleada por Jesús, las comidas siempre fueron un medio para manifestar los valores del Reino, hasta el punto que una de las imágenes del Cielo es, precisamente, un banquete.
En el día de hoy, un almuerzo ha servido para manifestar, una vez más, muchos valores del Reino, implícitos en la vida parroquial, pero que es necesario que se manifiesten de vez en cuando para hacerlos creíbles y fortalecerlos.
El objetivo primero que se pretendía alcanzar era recaudar fondos para seguir reduciendo la deuda contraída en la restauración, aún a sabiendas que los beneficios no serían muy grandes debido a la situación económica por la que estamos pasando.
Sin embargo, dinero aparte, los "beneficios espirituales" han sido incalculables. En primer lugar porque el almuerzo es el resultado final de muchas personas y grupos parroquiales que, lo asumieron como propio, y trabajaron incansablemente hasta que todo quedó recogido. Sólo se ha tenido que descolgar el teléfono y, sin necesidad de insistir, cada uno según sus posibilidades se ha comprometido en lo que se le solicitaba. Llegó el día 21 a las 9 de la mañana y la plaza se convirtió en un puzzle en el que las distintas personas y grupos iban encajando su trabajo para que todo estuviera a punto. Esa imagen no tiene precio...
En segundo lugar, alabo el compromiso de los jóvenes quienes, seguro, anoche disfrutaron de su tiempo libre y, sin embargo, hoy estaban en la Eucaristía y luego sirviendo en las mesas como unos "camareros de primera"... Curiosamente el mismo día que Jesús decía en el Evangelio que vino a servir y no ser servido y que esperaba eso también de sus discípulos... Pues, la mejor homilía, fue lo que se vió en la Plaza. Por lo tanto, sobran las palabras porque los hechos se imponen por sí mismos...
En tercer lugar, la generosidad de mucha gente que se sintió comprometida y colaboró económicamente con las entradas y los sorteos. Las previsiones eran positivas si llegábamos a 200 comensales y... superamos los 300, entre asistentes y ausentes. ¡Qué pasada! La Plaza era un auténtico "restaurante" al aire libre donde, hasta la metereología quiso aportar su "ayudita" y el sol se retiró para que, los que no cabían bajo las carpas, también pudieran comer cómodos porque, en la mesa de S. Francisco, donde comen cuatro, comen cinco... Pero no queda ahí, ya que sin la generosidad de instituciones y comerciantes esto era imposible disfrutarlo por 5 euros, también ellos son protagonistas del "éxito" de este almuerzo, Cabildo y Ayuntamiento dijeron sí a lo solicitado y los Comerciantes del Casco Histórico se desbordaron en detalles con la Parroquia, tanto costeando la comida como ofreciendo regalos. ¡Increíble! En una época de crisis, nuestros comerciantes no hicieron ningún "recorte" a su generosidad y eso hay que agradecerlo. Por último y, aunque quieren quedar en el anonimato, me sorprendió la preocupación de gente que, habiéndose enterado de algunas dificultades con las carpas, se comprometieron a buscar una alternativa y lo consiguieron, estos "samaritanos" de la Parroquia son para enmarcar...
Y más detalles que no se nombran porque la crónica se haría interminable... Disfrutar de la buena música de "Manu y Elías", de Yoli, de Manolo Arrocha con su cestita... El humor en las mesas, en las que no faltó el buen vino y la buena comida... Los jóvenes pintando y haciendo reir a los niños... Los sorteos con "tongo" incluído... ¡¡¡Son momentos mágicos de Parroquia!!! ¿Cómo podemos decir que ser cristianos es cosa del pasado? ¿Quién se cree que la fe no tiene que ver con la alegría?
No sé ustedes, pero yo me voy a la cama "satisfecho" sin haber probado bocado. Una vez más, Dios ha pasado por la Plaza de San Francisco este domingo y su huella quedó inscrita en nuestra memoria y, sobre todo, en nuestro corazón... ¡¡¡GRACIAS POR FACILITARLE EL TRABAJO!!!
Alguna fotito y, para mañana, un álbum...